Tiempo de dragones | Encuentro 1
Terminamos de leer "La profecía incompleta", el tomo 1 de Tiempo de dragones, la saga de Liliana Bodoc que, según pudimos averiguar online, será una tetralogía. Esto no lo sabíamos cuando elegimos el libro, que está buenísimo. Por lo que el segundo libro del club va a ser el tomo 2, a sabiendas de que nos quedaremos tan manija como ahora y tendremos que bancarnos la pelusa porque el 3 aún no salió.
Entre los datos de color que pudimos reconstruir, Tiempo de Dragones empezó como un guión de cine, y dicen que por ahí se está filmando la película. Por supuesto que la queremos ver. Su autora, Liliana Bodoc, nacida en Santa Fe y criada en Mendoza, empezó a escribir a los 40 años y no paró. Algunas de las reflexiones que salieron en este primer encuentro:
SPOILER ALERT
La fuerza de una profecía
El libro comienza con la escritura de una profecía, y nos hace cómplices de ese nacimiento. Escrita por un grupo de monjes borrachos a punto de ser asesinados, el texto es intencionalmente apócrifo. La intención de los monjes es darle al pueblo algo en lo que creer ("una profecía es una esperanza y una dirección"). Las tres páginas en las que se escribe la profecía son muy divertidas, los monjes deciden que la profecía debe tener un elegido y su descripción cuenta con momentos así:
"El que se ponga al frente de ejércitos tan diversos como los pájaros"
-¿Cuál será su virtud?
Pono recordó un poema que su madre solía cantarle
-"Qué distinga el contorno del viento"
Y a todos les pareció apropiado y bello.
(Colaboración de Euge)
Con la profecía a cuestas, entramos en el mundo de Tiempo de Dragones, en un continente llamado Terenginati, donde la dinastía de bárbaros Datrewka ha sometido a los alquimistas Tzarús e intenta domesticar a los dragones. Los dragones son seres de luz en la saga. Lo fantástico de la profecía es que, aunque todos sabemos las circunstancias en las que fue escrita, no dejamos de buscar en el relato posterior las huellas de su cumplimiento, la aparición del elegido, sus señales. Tampoco los personajes del libro lo hacen. Y así expone toda la fuerza performativa del lenguaje, y más aún en formas ritualizadas, como la profecías (cuanto de profecía tienen las religiones). O como bien subrayó Florencia, la poesía también funciona de acuerdo a lo que uno delos libros de los monjes dice: Las profecías guardan una intención, pero los aderezos de la incertidumbre velan por su sentido.
Los fabulosos arayés
El pueblo arayé, claramente analogía de los pueblos originarios de América Latina, es otra de las cosas cautivantes de la historia. Principalmente por su contraste con los Tzarús. Cuando estábamos en Terentigani, los Tzarús eran "los buenos": cultos, alquimistas, cuidadores de dragones, delicados. Contra la barbarie Datrewka, grandes guerreros criadores de ovejas, semejantes a los vikingos (o a los Dothraki de Game of Thrones, según nuestra atravesada imaginación pudo asimilar). Pero cuando nos mudamos a Merec, están los arayes, desnudos, chiquitos, no saben leer, y creen en unos dioses chiquitos también, y terrenales, los japiripé. Y creen que los dragones son dioses, y tiene otras profecías. A los ojos de los Datrewka, débiles. A los ojos de los Tzarús, brutos. Sin embargo, los arayés están retratados como una cultura más elevada. Principalmente en contraposición con nuestra cultura, la del binarismo y la analítica:
—No es guerra sólo por nosotros, por los arayés —dijo Tucán a su gente—. Porque solos los arayés no existen, ni los árboles de la selva, ni nuestros enemigos. Pero ellos no lo saben. Nosotros lo sabemos. Ellos no escuchan a los Japiripé como nosotros los escuchamos. Ellos creen que son solos, y en esa soledad cargan su muerte. Nosotros somos nación arayé. Ellos dicen que todo es dos, y ahí nace la soledad que arrastran. Tú, gente de otro mundo, dices que hay noche y día, y amas a uno y odias al otro. Tú, gente arayé, no amas ni lo frío ni lo caliente sino lo que va camino al calor, sino lo que va camino al frío. Y eso nunca será soledad.
Lo que no nos gustó tanto:
Para empezar, que haya tantos errores de redacción. Random House, media pila.
El texto nos costó un poquito al principio, especialmente porque no somos lectores acostumbrados al género. Pero un vez que nos enganchamos no pudimos parar. Los personajes al principio son muy lejanos, es difícil identificarse y "querer" a un personaje y seguirlo. Eso puede ser de lo más difícil de la lectura.
Por último, no nos termina de cerrar por qué Mare Limba hace mierda Terentiganicon la peste. Como queremos creerle al desarrollo de la historia, las hipótesis son que fue por amor al jerarca, que fue por no asumir el fracaso y la culpa, o para volver ella y dominar el mundo.
Hipótesis y dudas:
¿La gura es un personaje que existe en alguna mitología? ¿O es un invento de este universo? ¿Mare Limba tiene el poder de transformarse en animales como serpientes o lagartos, o solo los imita?
¿Qué es la perforación? ¿La caña es lo mismo? Al respecto, una hipótesis es que los dragones abrieron ese racimo espacio-temporal subterráneo cuando huyeron de Terentigani hacia el mar. Y también ¿por qué es importante para Mare Limba? ¿Qué poder le daría?
Y ¿quién es la Figura? Una hipótesis es que es uno de los monjes, o alguien muy joven que trabajaba en el monasterio.
Ahhh y por último... ¿es Terentigani un anagrama a medias de Argentina?
Póximo encuentro del club: Jueves 28/09, en la Biblioteca Popular Sarmiento (Rio Ceballos, Córdoba).
Mientras leía las últimas hojas del libro tuve una revelación:
ResponderEliminar"La Figura", podría ser el mismo Nulán. O Antón?
Qué opinan?
Puede ser Antón haciendo viajes en el tiempo! Por eso la quería tanto a Fara.
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